Casting para Bronx Dalem

Una y otra vez se revolvía en la cama, cada vez con más sudores fríos en la frente y acelerados latidos que hacían pensar que se le saldría el corazón del pecho en cualquier momento. Su respiración también se volvió más agitada. Cualquiera que lo viese en esos momentos, podría intuir que no lo estaba pasando demasiado bien en ese sueño que estaba teniendo. Pocos segundos después, Bronx se despertó de un sobresalto. Lo primero que hizo fue mirar a su alrededor, comprobando que todo lo que había estado pasando era solo una ilusión. Respiró aliviado, a la vez que se llevaba las manos a la cara, intentando recobrar la normalidad.

Con cierta pesadez, se levantó de la cama y con pasos tambaleantes se dirigió al cuarto de baño. Empezó a lavarse la cara con un poco de agua fría, mientras en su cabeza se repetía que todo había sido un sueño y que nada había pasado en la realidad. Levantó la mirada hacia el espejo, encontrándose con un Bronx ojeroso y con claros signos de agotamiento y desgaste, la mayoría producidas por las drogas.

Volvió a la cocina, esperando que con un desayuno se le pasase el mal sabor de boca. No era la primera vez que tenía malos sueños, sobretodo relacionados con la muerte de Franccesca. Aunque últimamente iban disminuyendo, debido al tiempo pasado desde su accidente. No obstante, los seguía teniendo igual de fuertes como si fuesen el primer día. Siguiendo con su pesadez, empezó a prepararse un bol de leche con cereales y un poco de batido de chocolate para desayunar. No tenía mucha hambre, por no decir ninguna, pero quería quitarse el mal sabor de boca que le había dejado esa pesadilla.

Al acabar de preparárselo, se marchó al comedor y se tiró sobre el sofá con pesadez. Al dejar el bol y el vaso en la mesa, pudo ver que una luz salía de su móvil. Soltó un largo suspiro y empezó a mirar los mensajes que le habían enviado. Todos eran o de Edmond, de Chantal, de Daphne o de Noah. Se preocupaban mucho por él, sobretodo al ver que había vuelto a caer en las drogas después de la muerte de Franccesca.

Al acabar de ver los mensajes, cerró el móvil y siguió desayunando esta vez con un poco más de alegría al ver que aún se preocupaban por él. Ellos eran el único apoyo que tenía, eran como su familia; aunque últimamente haya dejado de verlos tan seguido por sus pocas ganas de salir. No obstante, había decidido salir un poco y que le diese el aire. Necesitaba volver con la banda y tocar un poco, para que se le pasase esa angustia que tenía por dentro.

Aunque sabía en el fondo que no iba a desaparecer nunca. Se levantó del sofá sin recoger las cosas y se cambió para salir. Y antes de marcharse, fue al cajón de su mesita de noche y empezó a buscar entre las cosas que tenía allí. A los pocos segundos, encontró una bolsa con anfetaminas; apenas tenía, pero las suficientes por si le daba otro bajón. De paso que iba para ver a la banda, compraría algo para ir tirando. Mientras tanto aprovecharía para matar el mono, fumar uno de sus cigarros.

Aún medio dormido y cansado, salió fuera de su casa esperando que al pasear un poco se despejase del todo y pudiese seguir normal para que no se preocupasen de él. Sin embargo, sabía que poco podría engañarlos después de todo eso, pero por intentarlo no perdía nada ahora que todo lo deba un poco igual.